miércoles, 20 de agosto de 2014

Sobre partos va hoy el tema

He leído un montón de relatos de partos (otra de esas cosas que nunca me habían llamado la atención hasta que las viví). Pues sí, me gusta leer sobre partos, otras experiencias, otras formas de vivirlo... Me parece super bonito (sobre todo, claro está, cuando es una buena experiencia). Así que me animo, y así rememoro mis partos... Tengo que decir que ya los tengo por escrito jejeje... la maternidad hace locuras conmigo, y todas esas cosas que nunca había hecho y siempre me habían parecido un poco ridículas, ahora me encantan.

Lo primero, decir que tengo muy buenos recuerdos de mis dos partos, muy muy buenos. Y también decir, que el tiempo ha adornado muchísimo algunas cosas (como el dolor), pero que soy perfectamente consciente de ello, y puedo decir sin reparos, que tuve una suerte increible, y mis partos fueron muy buenos, y muy bonitos.

El Primogénito

Tuve un embarazo estupendo, unas pocas nauseas al principio, alguna temporada con ardores (que desagradable... eso sí que era molesto). Y ya... ahí, poniéndome como una pelotilla y tan feliz. Disfruté mucho del embarazo, dejé de trabajar a los cinco meses de quedarme embarazada, y me dedicaba a la vida contemplativa, tocarme la tripita y flipar con la habitación, la ropita, el amor de mi chico, y mucho salto y trote del bichillo, ¡¡que cómo se movía!!, no sé cuátnos vídeos tendremos de la tripa haciendo la ola, muchos... una chulada vamos.

Se me adelantó el parto justo un mes, estábamos comiendo cuando empecé con contracciones dolorosas (pero muy pequeñas). Como empecé con contracciones con 5 meses, no le dimos mucha importancia. Mi Sr.Esposo se fue a trabajar y yo me quedé viendo la tele y anotando los tiempos de las contracciones (NO pensé que estaba de parto, pero es lo que tiene el ansia y tener tiempo). A la hora tuve que darme por aludida y llamé a mi chico para que volviera. Pobre!! qué carrera... Nos fuimos al hospital y para nuestra sorpresa estaba dilatada, y me mandaban a casa (y yo: "entonces nos podemos ir", y la matrona:"sí, pero no creo que tardéis en volver", y yo:"pero, ¿no va a parar?", y la matrona:"no claro, estás de parto"). Y entonces empecé a temblar... como un flan... increible, no era capaz de controlar mi cuerpo. Nos volvimos a casa en estado de shock (claro, yo había leído mucho, ya tenía una idea precisa, exacta y perfecta de la maternidad, todo controlado... y de repente, va y ¡¡me pongo de parto!!, ¡la realidad se imponía!, ¿pero qué era esto? no estaba preparada... no ESTÁBAMOS preparados).  Pero como sucede en estos casos no había mucho tiempo para pensar. Nos volvimos a casa.

Me decidí por un baño, había leído que relajaban... ¡¡en qué momento!!, tumbada, no me podía mover cuando llegaban las contracciones, intenté levantarme y hacerlas frente de pie, pero me daba miedo caerme. Salí de la bañera, y ahí mismo (mira que hay que tener mala leche... ¡que estaba en la bañera!), sobre la alfombra de baño... rompo aguas...

Me hacía mucha ilusión romper aguas jejeje... todos los partos que me contaban eran inducidos, ¡nadie rompía aguas!, yo no quería un parto inducido, no quería oxitocina, ni estar enganchada a goteos ni cosas de esas... ¡quería romper aguas! y ponerme de parto, y durante una breve fracción de tiempo, incluso me planteé el parto sin epidural. Pero madre mía...¡cómo dolía eso!.

Cogimos el petate del niño y nos fuimos escopetados al hospital. Serían las 20:00 o así... y vaya mala pata, la sala de espera estaba vacía cuando fuimos la primera vez, y ahora estaba llena de parturientas... y yo ahí, sentada en una silla de ruedas, empapada e intentando no gritar (sin conseguirlo... allí todo el mundo super tranquilo y yo pegando gritos). Mi chico de los nervios... ¡se metió para el paritorio buscando a alguien!, y salieron a buscarnos...

De 4, vamos, ni de coña me planteo el parto sin epidural, ¡que eso dolía un montón!, las matronas maravillosas. El nuestro es un hospital "Amigo de los niños", dilatas y pares en la misma habitación, no te mueven, y luego te dejan con tu bebé durante un par de horas, no te lo quitan para nada. Y cuando se lo llevan para mirarle va con su padre. Practican el piel con piel y son pro-lactancia materna. Sólo puedo decir cosas buenas de ese parto y esa atención. Estoy encantada.

Para cuando llamaron al anestesista yo ya estaba de 8 (tardé poco más de media hora en dilatar)... la epidural a la porra, y yo tan dolorida y tensa que no podía ni llorar... estaba totalmente descolocada.  Pero muy consciente de todo, y proactiva... y mi chico, pobre... se portó fenomenalmente... no dejaba de acariciarme y animarme (y yo sólo quería morderle la mano con la que me tocaba... pobreeeeeeeeeee). Luego lo recuerdas con humor, pero madre mía, pobrecito, lo que me tuvo que aguantar. Otro recuerdo gracioso, mi chico, eso y los gritos, que no dejaba de disculparme por gritar... las chicas super cariñosas y yo pensando en las otras parturientas del día, que las estaría asustando con tanto grito (las cosas que hace el coco).

Como no había opción de epidural pude elegir postura para el parto, y como el niño venía del revés (no de culo, sino mirando al lado equivocado), pues me puse a cuatro patas y a empujar... bueno, empujar no, empujar empujaba el cuerpo... a mí me decían que más despacio y yo sólo podía pensar "pero, ¿cómo?? si no puedo parar, se me va...). El expulsivo duró poco más de media hora, no se apartaron de nuestro lado... me dejaron sacarlo, porque su padre estaba tan intimidado que no quiso cogerlo, y pude hacerlo yo (retorcida y de espaldas como estaba). En algún momento me entró miedo de que me fallaran las piernas y me cayera sobre él, pero no sé, mi cuerpo (dolorido) era como si no fuera mío, no sé como aguantaba sin romperse.

Y ahí estaba yo, y ahí estaba él, tan pequeñito... muy muy pequeñito, y moradito y con la cabeza ¡como un pepino! (fue tan deprisa que no daba tiempo de dilatar más), y era todo nuestro... tan chiquitito.

Te dejan un par de horas, te explican que el niño tiene que ir él sólo al pecho, que es su instinto y que terminan enganchándose... y ¡¡¡madre mía!!!, sus piernecitas se estiraban para impulsarse al pecho, un pecho que ya de por sí no es pequeño, y que entonces estaba super hinchado... después de media hora le puse una mano bajo los pies, porque el pobrecito no dejaba de escurrirse... ayyyyyyy... y se enganchó al pecho. No tengo palabras para explicar cómo me sentí....  


Cuando nació no lloré, no sentí esa oleada de amor que describen muchas, no ... yo le miraba, fascinada, por fín, de que estuviera ahí, viéndole moverse, moviendo la boquita...

Cuando le ví aupándose a mi pecho... casi se me sale el corazón... y lo tengo grabado, le dije a su padre "Es increible, acabo de conocerlo y ya lo quiero más que a tí" (la que sea madre SABE a qué me refiero).

Uno de mis mayores miedos ante la idea de ser madre era dejar de querer igual a mi pareja... que ya no fueramos uno para el otro, que hubiera otras cosas que desviaran la atención y que se INTERPUSIERAN entre nosotros... No voy a negar que ha habido malos momentos, a veces distanciamiento, agobios, exceso de trabajo, mala organización, cansancio, SUEÑOOOO... igual antes era simplemente amor, sin complicaciones... ahora requiere un esfuerzo. Pero no lo cambiaba, todo lo que vale la pena requiere esfuerzo, ¿no?. Pues esto que tengo vale la pena.

Mira que no lloré ni por el parto, ni el dolor, ni la visión del niño... pero cada vez que lo recuerdo lloro de la emoción.  

Para terminar, me rasgué por dentro (tan rápido fue todo), pero por fuera ni un punto (aceite de mosqueta y masajes!!! de verdad, que funciona), y los puntos de dentro, si te dicen que no duelen, no es verdaaaaaad... dueleeeen, sólo al coser, eso es cierto, luego ya no existen, y bueno, como estás con todo el subidón lo llevas relativamente bien. Y lo de parir sin epidural... vale, duele un montón, y más adelante lo volveré a recordar... pero cuando me subieron a la habitación estaba como una rosa, me levanté y me duché (momento que aprovechó mi chico para arrancarse la camiseta y colocarse al mochuelillo en el pecho jejeje). Físicamente estaba genial.

En el momento no hay forma de verlo claro, pero en mi caso fue un rato malo, y después valió la pena... aunque siempre diré que si me vuelve a pasar pediré epidural... nunca se sabe lo que puede durar el parto.

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