viernes, 8 de mayo de 2015

Donde viven los monstruos

Homenajeamos un clásico

Hoy, 8 de mayo, hace tres años que murió Maurice Sendak. Escritor e ilustrador.

Nació el 10 de junio de 1928 en Brooklyn, Nueva York. Hijo de inmigrantes judíos (polacos). Su padre fue sastre y su madre ama de casa. Fue un niño enfermizo que sufrió varias enfermedades, lo que le obligo a estar mucho tiempo en casa, pintando. Desde los nueve años, crea e ilustra, con ayuda de su hermano, libros para niños (decía que la película Fantasía de Walt Disney fue la que le impulsó definitvamente a dedicarse a la ilustración como medio de vida).

Además de escribir libros infantiles e ilustrarlos, hizo guiones de cine, escenografías para óperas, animación televisiva... todo relacionado, pero ampliando campos.

Y esta es mi pequeña aportación a su memoria. Aunque escribió más, e ilustró mucho más, mi libro favorito es este (¡ya he hablado de él antes!):

Donde viven los monstruos (Where the wild things are)

Lo escribió en 1963 (¡¡¡hace ya 52 años!!!), y ha recibido premios, menciones, artículos mil, y ya ha pasado a la historia de la literatura infantil. Aunque en su momento no fue muy bien acogido entre padres y educadores (el tema de los miedos infantiles no estaba muy bien visto en libros para niños, que tenían que ser más "delicados" y alegres), ahora es clásico de referencia.

El libro habla de Max, un pequeño terremoto, que se revela a sus padres (eso tampoco gustó mucho en su momento, debían de verlo como una agresión al mundo adulto, repleto de orden, reglas y control, ¡menudo mal ejemplo!). Y como venganza por ser castigado en su habitación sin cenar, se va de viaje en barco a una isla plagada de monstruos (un monstruo que grita, otro que salta, otro que ¡¡se enfada!!...), y todos estos monstruos terrorificos ven en Max a su Rey, el más monstruoso de todos (lo miran a los ojos y lo ven... ven su poder). Y lo celebran, y juegan, y gritan, y saltan... pero cuando ya ha jugado todo lo jugable y saltado todo lo saltable, vuelven a su casa cansados de tanto gritar... Max se queda pensativo, y quiere volver, porque echa de menos su casa. Y muy a pesar de sus nuevos amigos (subditos) se va... y al llegar a casa se encuentra la cena de la que le habían privado, y todavía está caliente. Dicen que es que está madurando (y será eso), yo creo que echa de menos a su mamá... el amor compensa ciertas concesiones infantiles (como ser más pacíficos y tranquilitos agarraditos a la mamá de uno, si eso es lo que hay que hacer para estar así).

Acostumbrados a los cuentos de hoy, tan coloridos en sus ilustraciones, con textos tan visuales, que saltan de las páginas... mi primera impresión con esta historia fue muy comedida, hasta que empiezas a leerla, y engancha, primero al niño (tienen un sexto sentido, captan las ideas latentes, las metáforas, de una forma que un adulto ya no comprende, las interiorizan y explican de una manera magistral), y luego a los adultos (a mí)... que a veces requieren de una comprensión más profunda de las cosas para saber apreciarlas.

El año pasado, Kalandraka reeditó parte de la obra de Sendak en su colección Clásicos Contemporáneos. Unos libros muy bien editados, como todo lo que hace esta editorial. Nosotros tenemos esta edición de Kalandraka (por fíiiiiiiin), aunque anteriormente en España ya lo había publicado Alfaguara Infantil.

En 2009 Spike Jonze (Cómo ser John Malkovich) dirigió la versión cinematográfica de la película. Nos costó animarnos a verla, me parecía muy oscura, un tanto terrorífica... pero es que el libro es así... me imagino que cuando lo publicaron esa debió de ser la primera impresión de los padres que pasaban las hojas en las librerías, decidiendo si lo compraban o no a sus hijos... ¡se van a asustar!, estos monstruos tan monstruosos, este niño tan irreverente... Fue una apuesta arriesgada y ha tenido críticas de todo tipo. Bueno, pues nos animamos a verla de cara a este homenaje (hemos leido y releído el cuento antes).

También es verdad, que cuando empezamos a leer este libro (hace casi un año) no era el momento de verla... Nel estaba pasando por una etapa un poco complicada de miedos varios, pesadillas, aversión a personajes de dibujos con el más insignificante indicativo de maldad (aunque fuese una bruja buena), nada que no era el momento (en los libros sin embargo no tenía problemas por leer de todo, cosas raras de los niños...)

Nuestra opinión (así de pronto, de aficionados de tres al cuarto):

Pues me he llevado una enorme sorpresa... mi hijo, el que me hace quitar "El pequeño reino de Ben y Holly" cuando sale la bruja (que de mala no tiene nada...), estaba absolutamente fascinado... yo mirándole de reojo, esperando una señal para quitarla...y nada, que le encantó...
Y yo igual... veía a ese niño destructor al que ahora entendía (hace dos niños habría meneado la cabeza y "juzgado" ese comportamiento, a mis ojos, irracional e infantil.... claro...), y no veo , a esos monstruos, que hace unos años me hubieran parecido absurdos y totalmente ajenos a mí... Nos ha gustado mucho.

En este blog, Cosas molonas, encontré manualidades para hacer relacionadas con el libro, me gustó la de los cojines, y aunque todavía tengo niños muy pequeños... pues ¡nos animamos!, con un poco de ayuda por aquí y por allá...

Y he aquí mi pequeño homenaje a un gran libro. Me ha gustado mucho dedicarle una entrada, y las actividades con los niños, y encontrar por fín ¡¡¡una excusa para comprármelo!!!. Mi chico me va a echar de casa... no lo digo en broma...(que conste que me lo pedí por mi cumpleaños).


The Emotional Ocean de Anthony Wu
Otro homenaje digno de ser nombrado es el de  Terrible Yellow Eyes , un proyecto que empezó en 2009 de la mano de Corey Godbey. Versiones de Max y sus monstruos dibujadas por más de 150 ilustradores. Un precioso tributo a Sendak.

Don't go de Alec Parry Jones


Wild de Paul O'Flanagan

Now Stop de Trip Park

 Y esto es todo... no se puede decir que no da de sí un libro...



"Y, cuando llegó al lugar donde viven los monstruos, ellos rugieron y crujieron sus afilados dientes y lo miraron con sus terribles ojos y le mostraron sus terribles garras hasta que Max dijo, “¡QUIETOS!” y los domó con el truco mágico de mirarlos fijamente a sus ojos amarillos, sin pestañear..."

Ink thing de Nicholas Watson

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